#YoTePregunto: Juan Rodríguez: Racionamiento empeorará distribución de electricidad
Está en marcha un racionamiento eléctrico que persigue -según voceros del gobierno de Nicolás Maduro- recuperar la carga del sistema eléctrico tras los varios apagones que, durante marzo, dejaron sin el servicio a casi todo el país por varios días. Sin embargo, la medida solo contribuirá al deterioro de la infraestructura de distribución porque «no está diseñada para apagar y prender», advierte Juan Carlos Rodríguez, especialista en energía de respaldo.
No era un secreto, pero el apagón del 7 de marzo dejó al descubierto la vulnerabilidad del sistema eléctrico nacional. Su dependencia casi exclusiva de la cuenca del río Caroní (estado Bolívar) para llevar electricidad a más de 70% de un país sumido en la más profunda crisis económica y social de la era republicana.
La disponibilidad de electricidad es de un tercio de la capacidad instalada, dice Rodríguez basándose en un informe del Grupo Zuloaga de finales de 2018. De los 36.000 megavatios instalados, 19.000 MW son termoeléctricos y poco más de 16.000 MW hidroeléctricos. La Goajira y Paraguaná, con el parque eólico, representa 96 megavatios o menos de 1% del total.
«No puedes parar las líneas de alta tensión (765 kv y 400 kv) porque no tienes otro lado de donde traer la electricidad, estás prorrogando mantenimiento y se sobreexplota el sistema y con cualquier falla de un cable, un aislador, un protector o un problema ambiental, se te va el sistema», indica el ingeniero electromecánico.
Los recientes apagones ponen de manifiesto que la demanda de electricidad, en función del número de habitantes y de la actividad económica del país, debería estar sobre 20.000 megavatios, dice Rodríguez.
–El gobierno impuso un racionamiento para tratar de estabilizar el Sistema Eléctrico Nacional. ¿Podrá hacerlo?
–El racionamiento va a contribuir al deterioro de infraestructura de distribución porque no está diseñado para apagar y prender. Afectará el sistema de distribución de todo el país por enviar y cortar la luz de esa manera. No está hecho para eso. Está lejos de estabilizarse.
–La solución no se está manejando de manera adecuada.
–Además, está el problema financiero. Hay que comprar repuestos y equipos en países que desconocen a Maduro como presidente legítimo. Estados Unidos, Francia, Alemania o Japón, por ejemplo. ¿Cómo reparas sin repuestos y asesoramiento de los fabricantes de esa tecnología? Es un inconveniente adicional.
Todo el sistema eléctrico venezolano está basado en la generación hídrica de Guri, Macagua y Caruachi y en el transporte de un sistema de transmisión de alta tensión de Guayana, porque el parque termoeléctrico está fuera de servicio.
–Y Caracas perdió el privilegio que le otorgó Chávez
–Tacoa está fuera de servicio. Las plantas de La Raiza, Guarenas, El Sitio tenían que haber mantenido parte de la carga de la ciudad, pero todo quedó fuera. Esas plantas no producen nada.
Desde el circuito de 765 kv se atiende a la capital, al centro, centrooccidente y occidente. Las líneas de 400 kv también salen de Guri. Parte de la energía de Caracas se recuperó con los sistemas de 400 kv, pero este y los de 200 kv, no tienen capacidad de soportar la demanda de la ciudad.
–¿El país está al borde de una catástrofe en el área eléctrica?
– ¿Cómo es que un país petrolero y recursos energéticos tiene apagado todo el parque termoeléctrico? Esto lleva al país a una fragilidad, que es lo que vemos hoy. Las fallas son técnicas, financieras, operacionales.
Una catástrofe se refiere a un evento de la naturaleza. Esto se trata de una calamidad generada por el hombre y que se suma a la crisis humanitaria que ya padece Venezuela. La falta de electricidad y en consecuencia agua a los hospitales, ancianatos, la pérdida de la cadena de frío para alimentos y medicinas, la crisis del transporte y los daños económicos al comercio, servicio e industria. Hay empresas que no sobrevivirán a esto.
–¿Hay que incorporar a más sectores a la solución?
–Estamos en un momento muy difícil. Un grupo de ingenieros nos ponemos a la orden de la Iglesia y de la Cruz Roja para ayudar con equipos en hospitales y áreas vulnerables.
–Si la situación es tan crítica ¿por qué cree que el gobierno no ha decretado la emergencia en el sector eléctrico cuando Hugo Chávez lo hizo hace 10 años por mucho menos?
–Porque no tiene legitimidad de origen. No hay manera de que el gobierno de Maduro pueda organizar un programa viable para la recuperación del sistema, mientras tanto toma medidas provisionales para dar la impresión de que está haciendo algo.
–Chávez adoptó el racionamiento casi como una política del sector ante una gerencia incompetente.
–Ante la primera señal que se dio, el gobierno de Chávez comenzó a apagar el país: siderurgia, empresas básicas y cementeras de alto consumo eléctrico, restringió horarios y pidió a hoteles y centros comerciales autogenerar su propia energía, buscando aplanar la demanda a la oferta.
La corrupción y obras no terminadas disminuyeron la generación termoeléctrica. El resultado fue que en marzo tuvimos un blackout total y prácticamente ninguna de las plantas del país funcionó.
Las perspectivas para el sector no son las mejores ante el desplome de los ingresos del país por caída en la producción petrolera y las sanciones económicas de EEUU que han dejado a Maduro sin opciones para obtener financiamiento.
Sin electricidad no hay recuperación económica, señala Rodríguez.
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