#YoTePregunto | Leonardo Vera: Venezuela necesita ser reconstruida
No hay comparación para el colapso económico que vive Venezuela. Las consecuencias de la destrucción son similares a la de una guerra, por lo que recuperar el país no será una tarea fácil. Hay que buscar consensos y voluntad política para superar los obstáculos, pero también financiamiento internacional para poder llevar adelante el cambio que demanda el país.
El economista Leonardo Vera abrió un espacio en sus labores profesionales que cumplía fuera de Venezuela para responder algunas preguntas a Banca y Negocios. Profesor titular de la Universidad Central de Venezuela, observa un divorcio entre el gobierno y el mundo académico, profesional e intelectual y reconoce que en un momento dado hubo un acercamiento con Nelson Merentes, pero al no tener poder para tomar decisiones, no se llegó a nada.
Vera ingresó este año a la Academia Nacional de las Ciencias Económicas (ANCE), instancia que ha sido ignorada por el gobierno de Nicolás Maduro en sus distintos pronunciamientos sobre el delicado estado de la economía venezolana y que hoy requiere de financiamiento internacional para el proceso de reconstrucción.
Al referirse a la hiperinflación, que admite era difícil de percibir porque Venezuela estaba sometido a un control de cambio, señala que es necesaria una reforma monetaria, pero esta será solo una medida dentro de un conjunto de otras que se requieren.
—Este gobierno ha desafiado cualquier lógica económica. ¿La economía terminará imponiéndose a la irracionalidad?
—Ningún país ha quedado permanentemente en situación de profunda depresión o desesperanza. Son ciclos que tienen un fin, pero se necesita de voluntad política y coordinación social para ejercer suficiente presión para que aquellos que llevan la gestión pública tomen la responsabilidad de empezar a resolver los problemas. Parece un optimismo sin mucho fundamento, pero me basaría en señalar que ningún país se quedó permanentemente entrampado en un ciclo de depresión e hiperinflación. Deben surgir resortes políticos, institucionales y sociales que le den un giro sustancial a la situación.
—Venezuela vive la peor crisis económica de su historia. ¿Imaginó alguna vez que Venezuela, siendo un país petrolero, pudiera tener hiperinflación?
—Era difícil de percibir porque en hiperinflación hay tremendas fugas de capitales y Venezuela estaba sometida a un control de cambio. Además, por ser un país petrolero era difícil vislumbrar que se generara una estampida del bolívar hacia otras monedas, que es la señal de repudio a la moneda local y que al final genera la caída de la demanda de dinero y el desequilibrio monetario en el que entramos durante la fase de hiperinflación. Lo que pensamos era que el proceso iba a ser lento para llegar aquí, pero al final del día hemos llegado.
—El fin de la hiperinflación ¿pasa necesariamente por la creación de una nueva moneda?
—La reforma monetaria es inevitable. En muchos casos de hiperinflación la manera de hacerle frente fue introduciendo un nuevo régimen monetario, no solo una nueva moneda. El país necesita ayuda financiera internacional. Se ha quedado sin divisas, no hay mercado cambiario, es decir, que para poder estabilizar hay que levantar los controles, sobre todo el de precios que más bien alimenta la inflación por ajustes prolongados y permanentes de precios administrados. Hay que dejar que los precios busquen sus niveles de estabilidad.
Lidiar con la hiperinflación en Venezuela requiere de un programa integral donde la reforma monetaria va a ser una pieza más entre otras.
—Las autoridades insisten en que la relación bolívar/dólar ha de morir para que la relación bolívar soberano/petro pueda nacer. ¿Esto es factible?
—Es una necedad. Pensar que esta moneda digital cuyo nacimiento ha sido bastante traumático va a sustituir al dólar como medio de pago internacional para la economía venezolana, es una quimera. Es un experimento altamente riesgoso que ya está demostrando que no va a funcionar. El petro ha fracasado como instrumento de pago internacional. En ningún momento se podía haber planteado que iba a susittuir al dólar porque eso no lo decide solo el país que paga sus obligaciones al exterior, sino los acreedores del país, que deciden el medio de pago que quieren recibir por la prestación de sus servicios.
Para que el petro pudiera ser un medio de pago debía tener casi que las mismas características del dólar como medio de cambio y de reserva de valor.
—El presidente Nicolás Maduro habla de abandonar la cultura rentista para referirse a la petrolera. Pero ¿es viable Venezuela sin el petróleo?
—Una cosa es decir que el rentismo en Venezuela se ha agotado y otra que el país no va a seguir dependiendo del petróleo. De hecho, la reconstrucción de la actividad petrolera es uno de los desafíos que tiene el país por delante en el corto plazo, porque esa industria sigue teniendo potencial para generar la mayor parte de las divisas que el país requiere.
El país podría sobrevivir 3 o 4 años con ayuda financiera internacional, pero esto no puede ser permanente. Necesita ir desarrollando una economía productiva con orientación hacia las exportaciones y el sector petrolero tiene esas características.
Hay varias señales que indican que el rentismo se ha acabado: básicamente el precio al que vende Venezuela en el mercado internacional y los costos muy elevados que la industria petrolera tiene hoy día. La renta que queda es cada vez más pequeña y no sirve para financiar el gasto público de la manera que lo hizo en décadas anteriores. En ese sentido es que el rentismo se está acabando y en ese sentido es que hay un cambio estructural en las finanzas en Venezuela, algo de lo cual muy poca gente habla, y que es uno de los desafíos que vamos a tener: cómo hacernos de recursos fiscales para financiar los bienes y servicios públicos que requiere la sociedad.
—Sin los ingresos petroleros, fuente principal de financiamiento de la economía, y con las sanciones financieras impuestas por el gobierno de Estados Unidos a Venezuela ¿qué opciones le quedan a la administración de Maduro para conseguir recursos?
—Casi ninguna y es uno de los puntos que me lleva a pensar que Venezuela difícilmente podrá resolver el problema económico si no resuelve el político primero. Es evidente que el gobierno de Nicolás Maduro ha llegado demasiado lejos, se ha distanciado totalmente de la comunidad internacional.
Se ha aislado al país desde el punto de vista económico y financiero y recuperar esos hilos con el mundo va a costar mucho trabajo y es difícil vislumbrar que ocurra en la administración de Maduro. Con la excepción, quizá, de algún préstamo bilateral de un país que tenga intereses particulares en Venezuela, las oportunidades de financiamiento son prácticamente nulas.
—Pdvsa ha notificado a clientes su imposibilidad de cumplir los contratos de suministro. ¿Cree que demandas masivas de acreedores de deuda externa y empresas obliguen al gobierno a rectificar?
—Es difícil saber si estamos en presencia de un gobierno que tiene capacidad de rectificar. No lo ha hecho hasta ahora. El devenir es un cúmulo de demandas y acciones legales en distintas jurisdicciones para hacerse de recursos que son básicamente los activos que tiene Pdvsa. Veo al gobierno inerme. Maduro nombró a una comsión para la reestructuración de la deuda externa hace unos meses atrás y me pregunto ¿cuál es el trabajo de esa comisión?
—La designación de Calixto Ortega Sánchez al frente del BCV ¿representará algún cambio?
—No conozco a Calixto Ortega, pero no es economista, no es analista financiero, no es un profesional conocido en el área económica, monetaria y financiera, por lo tanto es una persona que no tiene experiencia. No vislumbro una buena gestión porque no tiene el perfil y desde que lo designaron en el cargo no ha dicho nada.
—Ud acaba de ingresar como miembro a la Academia Nacional de Ciencias Económicas, instancia que el gobierno ha desestimado en sus consideraciones. ¿Cree que alguien en este gobierno pueda escuchar las propuestas de la ANCE?
—Hay un divorcio total entre el mundo de la experticia, de los profesionales, de los académicos y ese mundo de la lealtad a toda costa que se requiere para poder formar parte de los círculos gubernamentales. La ANCE ha publicado varios comunicados señalando obstáculos que observa en la economía venezolana y poniéndose a disposición para establecer un diálogo con quienes hacen política económica en el país para vislumbrar soluciones a ciertos problemas.
El único que intentó algún acercamiento fue Nelson Merentes varios años atrás y no se llegó a nada. En ese momento Merentes no tenía poder para decidir y no llegó a nada. El gobierno es ciego, está cerrado al mundo intelectual, profesional, académico. Hay un desdén muy marcado en el chavismo contra el mundo académico y eso no ha cambiado para nada.
—La crisis venezolana es comparada con la depresión económica mundial de los años 30, por sus efectos. ¿Necesita Venezuela un New Deal para salir del foso?
—El que un país haya registrado una caída acumulada de casi 50 puntos es algo que se vio en la II Guerra Mundial en naciones europeas y en Japón durante y después de ese conflicto bélico. Pero también en Estados Unidos durante la gran depresión. Por eso creo que más allá de un New Deal, Venezuela necesita un plan de financiamiento internacional. Hay quienes hablan de un plan Marshall porque Venezuela necesita ser reconstruida. El grado de destrucción de la economía es muy grande y necesita de recursos.
Todo aquel que quiera darle un giro a la situación del país necesita salir y concientizar a la comunidad internacional para otorgar préstamos, ayuda financiera internacional, lograr el restablecimiento de líneas de crédito y de las relaciones económicas internacionales con quienes en algún momento la tuvimos y en muy buen grado.
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