#YoTePregunto | Oscar Meza (Cendas-FVM): "Estamos viviendo la gran depresión venezolana"
Oscar Meza es director del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), organización que durante años ha llevado a cabo el estudio, análisis y publicación de indicadores que impactan directamente la vida de las familias venezolanas, como lo es la Canasta Alimentaria Familiar -CAF-.
Para el mes de septiembre, la CAF alcanzó un precio de 114.028.154,47 millones de bolívares al registrar una variación mensual de 24,2%. Hablando en moneda extranjera, el costo que debió asumir una familia venezolana para adquirir la canasta básica alimentaria fue de 253,39 dólares, mientras que el salario mínimo el mes pasado fue equivalente a apenas 0,88 dólares.
El director del Cendas menciona que, de acuerdo con la data que maneja, hubo momentos en los que un salario mínimo y medio era suficiente para adquirir la canasta alimentaria. Hoy, cuando Venezuela transita una crisis económica sin precedentes, se requieren 286 salarios o un mínimo de 10 dólares diarios para sobrevivir.
Meza asegura que las cifras no transmiten el dramatismo del colapso de una economía que ha perdido tres cuartas partes de su PIB y que hoy no puede generar siquiera un ingreso de 100 dólares mensuales, como ocurría hace 46 años, cuando se decretó por primera vez el salario mínimo que, para el momento, era de 450 bolívares equivalentes a US$104,65.
ByN: ¿Cuánto debería ganar hoy un trabajador para subsistir? ¿Es viable un ajuste del salario?
Óscar Meza (Cendas-FVM): Si tomamos en cuenta la LOTT, el salario debería guardar relación con el costo de la canasta básica, es decir, debería estar por el orden de los US$500. De ser solo para cubrir la Canasta Alimentaria Familiar, debería ser por lo menos de 300 dólares, pero eso no se decreta, eso tiene que producirlo la economía, y esta economía no es capaz de producir ni siquiera los 100 dólares que valía el salario mínimo hace 46 años.
«Si bien es verdad que se necesitan 300 dólares para cubrir la canasta alimentaria, lo que hemos dicho desde el Cendas es que debería hacerse un esfuerzo porque el salario mínimo por lo menos llegue a los 100 dólares. Eso solamente pudiera ser posible a través de una ayuda humanitaria hasta que la economía sea capaz de producirlos, como ya lo hacía antes. También sería insuficiente, pero lo que tenemos hoy, un salario por debajo de un dólar, es una catástrofe».
(Const. Art.91) Todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales.
– ¿A lo largo de los años en los que se ha medido la canasta alimentaria, cuáles han sido los grandes cambios observados en cuanto a hábitos de consumo y en el comercio?
– Ese es un tema de investigación, pero por ejemplo, nunca habíamos tenido problemas de escasez como lo tuvimos a partir del año 2017. Hemos tenido que ajustar el consumo: aunque ahorita una canasta alimentaria de 60 productos pudiera verse muy grande, en los años 97-98 cuando se empezó a medir la canasta, se hizo atendiendo a la base nutricional establecida por expertos en el tema, y era dirigida incluso a los trabajadores de menos recursos.
«Ahora todo se minimizó con el salario, incluyendo las pensiones, que son igualmente de 400.000 bolívares, pero todo se dolarizó. También cambiaron hábitos porque no se conseguían algunos productos y tuvimos que ajustar artículos como la leche o el aceite. Años atrás destacaba la variedad que había y la cantidad, incluso se importaba para completar. En estos meses se sentía el impacto de la navidad, el sabor a fiestas y el sabor a consumo, las expectativas eran otras, podías comprar hasta ropa y zapatos, eso ahora es imposible».
– ¿Qué decirle a quienes tienen la opinión de que el alto costo de los alimentos se debe a especulación?
– Estamos viviendo la gran depresión venezolana, vamos a cumplir 28 trimestres de caída consecutiva de la economía y hemos perdido riquezas en cuanto a los bienes y servicios que producimos, eso significa menos empresas y menos empleos y la incapacidad de generar siquiera un salario de 50 o 100 dólares.
«En ese contexto, puede haber gente que intente especular, pero lo que hay es una menor oferta de productos en general, incluyendo los alimentos, y como hay más demanda que oferta, lo que regula ese fenómeno es el precio».
– ¿Qué proyecciones tiene sobre la inflación y en cuánto podría ubicarse la canasta alimentaria al cierre de este año?
– La hiperinflación ha venido de alguna manera cediendo en cuanto a la velocidad de aumento de los precios. En septiembre vimos un incremento de 30% y en el caso de la canasta alimentaria aumentó en 24,2%; eso está en línea con el tipo de cambio que ha tenido una variación por el orden de 28% en el caso del dólar y en 32% en el caso del dólar oficial del BCV.
«Si la variación del tipo de cambio se mantiene alrededor del 30% estaríamos hablando para el mes de diciembre de un dólar cercano a Bs.1.000.000. Si eso es así, la canasta alimentaria estaría en unos 300 millones de bolívares, y la canasta básica cerca de los Bs.600 millones, mientras que el salario mínimo, de no ajustarse, tendría un valor de US$0,40. Esas son estimaciones sobre la base del tipo de cambio en lo que queda año».
– ¿Qué solución o propuesta existe a corto plazo para disminuir tal impacto sobre un trabajador que percibe menos de un dólar mensual?
– Más que una propuesta, lo que ha hecho la gente ante la falta de poder adquisitivo es que ha recurrido al mercado. Así se ha construido esta revolución de micromercados donde la gente ofrece cualquier tipo de bienes y servicios dolarizados para poder obtener esos 10 dólares diarios que te permitan medianamente comer. Incluso, algunos ya lo ven como una oportunidad porque están vendiendo absolutamente de todo; utilizan el mercado como recurso y como oportunidad. Estos mercados que se han constituido por parte incluso de nuestros propios vecinos, han mejorado mucho la oferta desde marzo hasta acá. Ya en noviembre vamos a cumplir un año en el que no reportamos problemas de escasez; hay de todo, lo que falta es poder comprarlo.
«A la gente no le queda más remedio que tratar de producir esos 10 dólares diariamente para garantizar la compra de la comida y sobrevivir. La necesidad obliga. Por otra parte, creo que estamos sentando las bases de una sociedad que, valiéndose de su esfuerzo y habilidad y pese a la libertad restringida que se tiene, depende cada vez menos del Estado. Hay una alta capacidad de innovar; ahí están las bases de una sociedad mucho más humana en términos económicos, esa sería la apuesta final».
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